domingo, 27 de febrero de 2011

Contemplativas en Medjugorje

Hoy hemos tenido el privilegio de compartir un par de horas con unas hermanas contemplativas de clausura.
Han sido dos horas que han transcurrido tan rápidamente que han parecido unos minutos. No es la primera vez que visitamos un monasterio de clausura y resulta fácil caer en la tentación de la normalidad por la frecuencia con la que contemplamos los milagros que el Señor sigue haciendo en nuestros días.
Hoy hemos estado un grupo de diez personas compartiendo nuestras experiencias con cuatro Hermanas Clarisas, entre ellas la Madre Abadesa. En ningún momento han podido apartar la sonrisa de su rostro. Irradian felicidad. Una de ellas ha comentado, al hacerles la observación de lo felices que las vemos, que sólo vemos su rostro, si las pudiéramos ver por dentro contemplaríamos verdaderamente la felicidad de la que están llenas porque Él lo llena todo.
Hemos hablado, fundamentalmente, de Medjugorje, de nuestra peregrinación de final de año. Han escuchado muy atentas, queriendo saber de nuestras experiencias de encuentro con la "Gospa". Finalmente nos han confiado las suyas; sí, digo bien, sus experiencias de encuentro con la "Gospa" porque la "Gospa" ha actuado en sus vidas con mucha fuerza, escuchando sus oraciones y atendiéndolas con prontitud.
Al final nos hemos dado cuenta de que la realidad es que todos (monjas, sacerdotes o seglares) somos un sólo cuerpo en Jesucristo, que todos somos hijos de la "Gospa".
Las hemos invitado a que vengan con nosotros en nuestra próxima peregrinación y hemos comprendido que no solamente vendrán con nosotros sino que ya han estado con nosotros en nuestra peregrinación.
Hermanas, os llevamos con nosotros. Ya tenéis un sitio en nuestro corazón. Este verano nos vemos en Medjugorje.

domingo, 20 de febrero de 2011

Ut unum sint

En la segunda lectura de este Domingo dice San Pablo:
"Así pues, que nadie se gloríe en los hombres, pues todo es nuestro: Pablo, Apolo, Cefas, el mundo, la vida, la muerte, lo presente, lo futuro. Todo es vuestro, vosotros de Cristo y Cristo de Dios."
Si San Pablo hubiese escrito hoy podría haber añadido muchos nombres a esta lista. Expongo algunos: Chiara Lubich, Kiko Argüello, San José María Escrivá, el Padre Kentenich, Luigi Giussani, Eduardo Bonnin, Andrea Riccardi, la Beata Teresa de Calcuta, la Madre Verónica María, el Hermano Roger y tantos nombres que llenarían este blog con toda seguridad.
Cualquiera de ellos suscribiría, seguramente, estas palabras de San Pablo sin ningún reparo.
Todos ellos han sido herramientas en manos del Señor para el nacimiento de nuevos carismas en el seno de la Iglesia: Focolares, Neocatecumenales, Opus Dei, Schöenstatt, Comunión y Liberación, Cursillos de Cristiandad, Comunidad de San Egidio, Misioneras de la Caridad, Iesu Communio, Comunidad de Taizé, etc. Carismas nacidos todos a finales del siglo pasado y en el comienzo de este presente siglo XXI. Es indudable que el Espíritu Santo sopla con fuerza en todos ellos y de diferentes maneras. A nadie se le obliga a pertenecer a uno u otro de estos carismas.
A mí, personalmente, uno de ellos es el que me ha llevado a Dios y a la Iglesia. En él he recibido innumerables gracias que me ayudan en mi conversión y que me siguen enseñando a "amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a mí mismo". También me ha descubierto a la Virgen María como Madre y me ha dado un amor a la Iglesia inmenso.
No haré hoy propaganda fácil de este carisma concreto. Sólo quiero constatar que todos somos uno en Cristo Jesús. Con la riqueza de la diversidad, pero un sólo cuerpo. Así "todo es nuestro, nosotros de Cristo y Cristo de Dios".

miércoles, 16 de febrero de 2011

La niña de Dios


Se trata de un vídeo del 2008 con un testimonio impresionante a favor de la Vida.

martes, 15 de febrero de 2011

Somos "Iesu Communio"

Son poco más de las cuatro de la tarde cuando una multitud de jóvenes radiantes de amor atraviesa el Arco de Santa María para dirigirse hacia la Catedral de Burgos. Una multitud de bellas mujeres consagradas al "Amor de su Vida". Una multitud vestida de azul, de azul "celeste".
El numeroso público congregado en la plaza aplaude, llora de emoción, trata de identificar a su hija, a su amiga, a las Madres Verónica y Blanca. Ellas esperan en silencio la apertura de la puerta y sonríen, no paran de sonreír. La fila es interminable, ocupan toda la diagonal de la plaza. Tras ellas viene un grupo de unas 40 jóvenes que están en discernimiento sobre su vida y su vocación.

A las cinco de la tarde ha dado comienzo la celebración de la Eucaristía de Acción de Gracias. Se ha formado una procesión. Tras la cruz alzada y el incienso han pasado las 186 hermanas en fila de a dos, sin distinciones: postulantes, novicias, profesas temporales o profesas perpetuas; da lo mismo, son hermanas. Mucho público en la Catedral con espacio reservado para sus benefactores (que Dios les bendiga) y para los padres, principales benefactores de este nuevo Instituto de Vida Consagrada. Ellas caminan en oración, cantan en latín Veni, creator Spiritus, mentes tuorum visita... con el único acompañamiento del órgano. Suena solemne.
La hermana Ancilla hace una breve monición explicando el motivo por el que nos hemos reunido allí y agradeciendo nuestra presencia a todos, venidos de todas partes: de Burgos, de Asturias, de Barcelona, de Madrid, de Valencia, de Navarra, del País Vasco, de La Mancha, de Andalucía, de Mallorca, de Austria, de México, de Venezuela, de Paraguay, de Estados Unidos, de Polonia...
El Nuncio de Su Santidad, Monseñor Renzo Fratini lee la carta que el Prefecto para los Institutos de Vida Consagrada, Cardenal Franc Rodé, envió al arzobispo de Burgos.
Cantan el Gloria. ¡Cómo cantan!
El padre de unas hermanas hace la primera lectura del capítulo 60 del profeta Isaías. Se emociona sobremanera y casi no puede terminar de leer "...a tus hijas las traen en brazos..."
La hermana Inés entona el salmo 40 "prendado está el Rey de tu belleza, póstrate ante él que él es tu Señor..."
"para que estéis en comunión con nosotros y nuestra comunión es con el Padre y con su Hijo Jesucristo" lee la hermana Jerusalén en la segunda lectura de la 1ª carta de San Juan.
Después de cantar el aleluya el diácono proclama un fragmento del capítulo 19 del Evangelio de San Juan en el que destaca el grito de Jesús: "Tengo sed". Grito que preside su oratorio y que acompaña la imagen del libro que nos han entregado para seguir la celebración.

D. Francisco Gil Hellín, arzobispo de Burgos hace una homilía plagada de referencias a todos los presentes. Expresa en primer lugar sus sentimientos de agradecimiento a Dios por un lado y de alegría por el don que Dios está derramando en su diócesis. A los padres nos dice: "En algún momento habréis pensado que vuestra hija cometía una locura y hoy os digo que cometía la única locura que merece la pena cometer: enamorarse de Jesucristo y entregarle su amor a Él solo y para siempre". A las hermanas les recuerda los momentos por los que han pasado para llegar a este momento y les recuerda que "el Señor no abandona a quien pone su confianza en él". 
El Sr. Arzobispo hace tres preguntas semejantes a las que se hacen en el rito de la profesión y las hermanas responden "Sí, quiero" como expresión de que se mantienen en su voluntad de vivir la consagración hasta el fin en el nuevo Instituto.
D. Francisco bendice los anillos que van a ser entregados a las profesas solemnes. Se trata de una alianza blanca, símbolo de la victoria del Resucitado, que lleva grabado "Iesu Communio": Jesús crea la comunión al darnos su Espíritu y la comunión hace presente a Jesús.
También bendice las cruces que las hermanas llevarán como signo de su llamada, identidad y misión.
Madre Verónica se ha postrado en el suelo mientras las hermanas se arrodillaban. La hermana Ingrid entona las letanías de los santos y las profesas solemnes se acercan a recibir de manos de su Madre la alianza, empezando por la Madre Blanca a la que Madre Verónica le entrega la alianza arrodillada.

Unas hermanas postulantes han llevado las ofrendas al altar, entre ellas un regalo de las Hermanas Clarisas. Madre Verónica ha depositado también las nuevas constituciones en el altar.
Al final entonan el "Ave María".

Finalizada la comunión la Madre Verónica nos dirige unas palabras a todos los presentes. Recuerda sobre todo a la Madre Blanca que es su madre y la madre de todas. "El gozo más grande que tengo ahora es ser cristiano. ¿Por qué tengo la suerte de tener fé?. Me encanta formar parte de la Iglesia, de esta Iglesia que sois vosotros. Cada día me apasiona más el don de la consagración. Me encanta mi heredad. No me concibo sola, me concibo en comunión "Iesu communio" Comunión de Jesús." Son algunas de las frases que nos dirige. Nos da las gracias a todos los presentes: a los obispos, a los sacerdotes con un recuerdo especial para Pablo Domínguez (ved la película "la última cima") y para D. Eugenio Romero Pose. Agradecimiento también a Santa Clara y la Orden Franciscana; a los padres, familiares y bienhechores.
Nos pide que las llamemos con el nombre con el que han sido bautizadas "Iesu Communio".

Entonan un "Te Deum" mientras las hermanas que aún no son profesas solemnes pasan a recoger la cruz de manos de Madre Verónica. Les entregan esta cruz que les será impuesta cuando profesen solemnemente como anticipo de lo que el Señor quiere para ellas, como una promesa.
Han vuelto a salir en procesión hacia el claustro de la Catedral. Cuando han llegado todas han roto a cantar "Esta es la juventud del Papa" y otros cantos similares como expresión y estallido de tanta emoción contenida.
La noche ya ha caído sobre la plaza de la Catedral cuando de nuevo atraviesan el Arco de Santa María de camino hacia los autobuses que las llevan a su casa. Esta vez la procesión ya es menos organizada por los gritos de los presentes. Todos queremos saludar a nuestra hija, a nuestra amiga, a nuestra conocida o que nos vea, simplemente, y crucemos una mirada. Da lo mismo, toda la plaza somos un sólo cuerpo, todos somos Iglesia en Jesús, todos somos Comunión en Jesús, todos somos "IESU COMMUNIO".






domingo, 6 de febrero de 2011

Misa de acción de gracias del Instituto Iesu Communio


Os reproduzco a continuación el mensaje del arzobispo de Burgos:
El próximo sábado, 12 de febrero, tendrá lugar en nuestra Catedral, a las cinco de la tarde, una Misa de Acción de gracias del nuevo instituto religioso Iesu Communio. Yo mismo tendré el gusto de concelebrarla junto con el señor Nuncio de Su Santidad en España, con algún otro obispo y no pocos sacerdotes. Se trata de dar gracias a Dios por el reconocimiento oficial de un nuevo carisma que el Espíritu Santo ha suscitado para el bien de la Iglesia. Es más que obligado dar gracias a Dios, por el reconocimiento oficial de la Iglesia. Por otra parte, nuestra diócesis, que ha tenido el privilegio de ser el ámbito en el que esto ha tenido lugar y en el que ha nacido, es lógico que quiera unirse a la acción de gracias al Señor.
El nuevo Instituto es de carácter contemplativo, no activo, y femenino. Es decir, sus miembros son religiosas y se dedican, primordialmente, a la oración y a la penitencia, y viven en comunidad. Son también de clausura, si bien ésta no es papal sino según las Constituciones del nuevo Instituto. Por este motivo, no viven entre rejas y hacen apostolado en sus propios conventos.
Hasta ahora la gente las conocía como ‘las Clarisas de Lerma’, debido a que tanto la madre Verónica, que es la fundadora, y la mayoría de las demás hermanas proceden del monasterio de Lerma. De ahora en adelante deberemos llamarlas por su nuevo nombre y tener presente que no son monjas clarisas sino religiosas de Iesu Communio.
El nuevo Instituto es un fenómeno que llama la atención. No es frecuente ni normal que, en un momento de escasez vocacional religiosa en España y en Europa, florezcan comunidades llenas de religiosas y que éstas sean en su mayoría jóvenes y universitarias. De hecho, en este momento se aproximan a dos centenares y hay un número importante de chicas que desean ingresar.
El nuevo Instituto no es una refundación o una adaptación del carisma de las monjas Clarisas. Este carisma clariano no necesita ningún aggiornamento para seguir dando abundantísimos frutos de santidad en la Iglesia. Iesu Communio es otra cosa, una realidad nueva. A la hora de comprenderlo, lo más oportuno es inscribirlo en la acción permanente que el Espíritu Santo realiza en la Iglesia. Él, sin negar lo que anteriormente se ha mostrado fecundo y rico en santidad, suscita nuevos modos con los que responder a las nuevas necesidades y sensibilidades del mundo y de la Iglesia. Por eso, Iesu Communio es una célula nueva que nace en el tejido del cuerpo eclesial, uniéndose a las demás células y formando con ellas un solo cuerpo, aunque cumpliendo su misión propia y específica.
El nuevo Instituto es una planta que acaba de nacer. Es verdad que el modo de vida que ahora ha aprobado la Santa Sede lo venían viviendo desde hace bastantes años. Pero esto no obsta para ver en él una planta que es todavía muy tierna y necesita del cariño y de la oración de todos los que nos sentimos hijos de la Iglesia. Si ésta es un Cuerpo, en el que la vitalidad de cada miembro repercute en los demás y se beneficia de ellos, nada más lógico ni coherente que estas religiosas pidan y se sacrifiquen por nosotros y nosotros les paguemos con la misma moneda. En última instancia, lo que importa es que Dios sea cada vez más conocido y amado y que los miembros de la Iglesia seamos cada vez mejores y más apostólicos.
Volviendo al punto de partida, quizás alguno de los que lean estas líneas se pregunte si puede participar en la misa de acción de gracias del próximo 12 en la Catedral. Efectivamente, pueden asociarse cuantos fieles deseen participar y cuantos sacerdotes quieran concelebrar. Como Pastor de la diócesis invito a todos los diocesanos y les pido una oración por las religiosas de Iesu Communio.
 † Francisco Gil Hellín

Arzobispo de Burgos

miércoles, 2 de febrero de 2011