sábado, 26 de noviembre de 2011

Centenario

Cuando en el mes de enero comencé a publicar cosas en este blog no podía imaginar el seguimiento que iba a tener.
En todo este tiempo os he acercado aquellas cosas que me ayudan en mi "Carrera hacia Cristo".
Hay mucha gente a la que dar las gracias por muchos y variados motivos.
En primer lugar gracias a Dios que es el que hace posible que, de tarde en tarde, me siga asomando al teclado para contaros historias. En la mayoría de ellas -por no decir en todas- el protagonista es Él.
Gracias también a mi familia, primeros y principales lectores de este blog. Y también protagonistas de muchos de los post publicados.
Gracias a los que de alguna manera habéis aparecido entre las líneas de esta página. También gracias a los que sin aparecer estáis presentes de otra forma.

Este es el post número 100. Espero escribir pronto el 101 y llegar hasta los 1000, si Dios quiere.

Gracias a ti, que dedicas un poco de tu tiempo a leer estas líneas.
GRACIAS.

viernes, 25 de noviembre de 2011

La transmisión de la fe en familia

Cuando bautizamos a nuestros hijos de pequeños adquirimos la obligación de educarlos en la fe de la Iglesia. Todos respondemos de forma afirmativa cuando el sacerdote nos pregunta si sabemos a lo que nos obligamos en ese momento.
Hace ya unos doce años que bautizamos a la menor de nuestras hijas y más de veintidós han transcurrido desde el bautizo de la mayor. En todos estos años nadie me ha entregado ningún manual explicando cómo transmitir la fe a mis hijas, pero sí que la Iglesia me ha ayudado mucho enseñándome lo que contribuye y lo que entorpece esta labor. Por eso es muy importante permanecer en la Iglesia, frecuentar los sacramentos, la oración individual y en familia, la lectura de la Palabra de Dios. Sin esta ayuda resulta muy difícil ser consecuente con lo que se quiere transmitir y es que nuestros hijos no quieren oír sermones cargados de razones y argumentos muy elaborados, necesitan que todo eso vaya acompañado de la correspondiente puesta en práctica en nuestra vida y esto último es imposible sin la Iglesia.
Hay momentos en el día que son los más apropiados para esta transmisión de la fe, por ejemplo el momento de la comida. Comenzar nuestras comidas bendiciendo al Señor por los dones recibidos, aprovechar ese momento para hablar con nuestros hijos y preguntarles por sus inquietudes y problemas. Esta buena costumbre se está perdiendo porque cada vez son menos los momentos en que la familia se reúne alrededor de la mesa, pero hay que aprovechar esos pocos momentos, sobre todo los fines de semana.
Otro momento es el de la oración nocturna antes de irse a dormir. Es importante acompañar a nuestros hijos en esa oración y darles una bendición cada noche.
En el Camino Neocatecumenal nos enseñan a rezar con nuestros hijos todos los domingos la oración de Laudes y aprovechar ese momento para dar una breve catequesis o hablar de los acontecimientos ocurridos durante la semana, siempre a la luz de la Palabra de Dios.

En nuestro caso, este momento ha ido evolucionando con el paso del tiempo. Esa "breve" catequesis que dábamos los padres ha ido convirtiéndose en un diálogo en el que ha fluido la fe compartida y vivida por cada uno de nosotros. Ya no es una trasmisión de padres a hijos sino una transmisión en familia.
Últimamente somos los padres los que recibimos cada semana muchísimo de nuestras hijas, compartiendo sus experiencias de fe, sus vivencias, su VIDA. Enseñándonos la importancia de la Adoración o de la confesión mensual, pero no como algo aprendido solamente, sino como algo que viven y les da la vida.
La última experiencia ha sido a través de una carta de nuestra hija Rut, novicia en Iesu Communio, en esa breve epístola nos habla del amor gratuito de Dios y de lo importante que es la donación sin esperar nada a cambio. No voy a reproducir la carta por razones obvias, pero os dejo una frase, nada más: "Él siempre me ama y no siempre es correspondido; y yo siempre soy amada, pero no siempre le prefiero. Soy correspondida sin dar nada a cambio..."

La transmisión de la fe, creo, funciona así como las correas de distribución en los vehículos. Todos los engranajes se mueven, los más grandes van más lentos y los más pequeños giran más rápidos. El motor es el  Espíritu Santo que hace girar la correa de la fe.

martes, 22 de noviembre de 2011

Preparación al matrimonio

Os pongo un vídeo que representa todo un curso de preparación al matrimonio.

lunes, 21 de noviembre de 2011

La Presentación de la Santísima Virgen

En este día, en que se recuerda la dedicación, el año 543, de la iglesia de Santa María la Nueva, construida cerca del templo de Jerusalén. celebramos, junto con los cristianos de la Iglesia oriental, la "dedicación" que María hizo de sí misma a Dios, ya desde su infancia, movida por el Espíritu Santo, de cuya gracia estaba llena desde su concepción inmaculada.


Oficio de Lectura, 21 de Noviembre
La Presentación de la Santísima Virgen
Dio fe al mensaje divino y concibió por su fe
De los sermones de san Agustín, obispo (Sermón 25, 7-8: PL 46, 937-938)


Os pido que atendáis a lo que dijo Cristo, el Señor, extendiendo la mano sobre sus discípulos: Éstos son mi madre y mis hermanos. el que cumple la voluntad de mi Padre, que me ha enviado, ése es mi hermano, y mi hermana, y mi madre. ¿Por ventura no cumplió la voluntad del Padre la Virgen María, ella, que dio fe al mensaje divino, que concibió por su fe, que fue elegida para que de ella naciera entre los hombres el que había de ser nuestra salvación, que fue creada por Cristo antes que Cristo fuera creado en ella?

Ciertamente, cumplió santa María, con toda perfección, la voluntad del Padre y, por esto, es más importante su condición de discípula de Cristo que la de madre de Cristo, es más dichosa por ser discípula de Cristo que por ser madre de Cristo. Por esto, María fue bienaventurada, porque, antes de dar a luz a su maestro, lo llevó en su seno.

Mira si no es tal como digo. Pasando el Señor, seguido de las multitudes y realizando milagros, dijo una mujer: Dichoso el vientre que te llevó. Y el Señor, para enseñarnos que no hay que buscar la felicidad en las realidades de orden material, ¿qué es lo que respondió?: Mejor, dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen. De ahí que María es dichosa también porque escuchó la palabra de Dios y la cumplió; llevó en su seno el cuerpo de Cristo, pero más aún guardó en su mente la verdad de Cristo. Cristo es la verdad, Cristo tuvo un cuerpo: en la mente de María estuvo Cristo, la verdad; en su seno estuvo Cristo hecho carne, un cuerpo. Y es más importante lo que está en la mente que lo que lleva en el seno.


María fue santa, María fue dichosa, pero más importante es la Iglesia que la misma Virgen María. ¿En qué sentido? En cuanto que María es parte de la Iglesia, un miembro santo, un miembro excelente, un miembro supereminente, pero un miembro de la totalidad del cuerpo. Ella es parte de la totalidad del cuerpo, y el cuerpo entero es más que uno de sus miembros. La cabeza de este cuerpo es el Señor, y el Cristo total lo constituyen la cabeza y el cuerpo. ¿Qué más diremos? Tenemos, en el cuerpo de la Iglesia, una cabeza divina, tenemos al mismo Dios por cabeza.

Por tanto, amadísimos hermanos, atended a vosotros mismos: también vosotros sois miembros de Cristo, cuerpo de Cristo. Así lo afirma el Señor, de manera equivalente, cuando dice: Estos son mi madre y mis hermanos. ¿Cómo seréis madre de Cristo? El que escucha y cumple la voluntad de mi Padre del cielo, ése es mi hermano, y mi hermana, y mi madre. Podemos entender lo que significa aquí el calificativo que nos da Cristo de "hermanos" y "hermanas": la herencia celestial es única, y, por tanto, Cristo, que siendo único no quiso estar solo, quiso que fuéramos herederos del Padre y coherederos suyos.

Oración
Te rogamos, Señor, que a cuantos hoy honramos la gloriosa memoria de la santísima Virgen María, nos concedas, por su intercesión, participar, como ella, de la plenitud de tu gracia. Por nuestro Señor Jesucristo.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Fin de semana "romántico"

Hemos pasado este fin de semana en una finca de la provincia de Guadalajara, rodeados de encinas, junto con otros matrimonios y amigos. Ha habido "niñeras" para los niños. Cena romántica a la luz de las velas, música de vals para bailar. Momentos de intimidad para hablar de lo mucho que nos queremos. Paseos contemplando los lindos paisajes y la fauna del entorno. Lejos del mundanal ruido.
Contado así, podría ser un anuncio de agencia de viajes bastante tentador. Nada de lo anterior es falso, todo es verdad, pero no ha sido eso: ¡Ha sido mucho mejor que todo eso!

Cuando hace unas semanas nos propusieron acudir a un "Encuentro Guadalupano" nos apuntamos sin pensarlo dos veces. Nos habían hablado de ellos y nos parecía interesante. Intentamos vaciar nuestra mente de estereotipos previos y acudimos a dejarnos sorprender. Es posible que este punto de partida, como en tantas cosas, sea fundamental.
Han sido dos días intensos, cargados de Gracia de Dios para todos los asistentes. Algunas de esas "gracias" ya empiezan a fructificar y otras, seguro, lo irán haciendo con el paso del tiempo.
El tema central ha sido la "Vocación al Amor". No quiero entrar en detalles sobre los distintos contenidos de las charlas que tan maravillosamente nos han dado las Hermanas Guadalupanas. Solamente incidiré en lo que, a mi juicio, ha sido esencial durante todo el encuentro: la presencia real de Cristo en medio de nosotros.
Comenzamos el encuentro con una adoración al Santísimo Sacramento que ha presidido, en la capilla, casi todas las horas. Hemos celebrado la Eucaristía el sábado y el domingo. Hemos rezado juntos, en familia o solos. Hemos leído la Palabra de Dios. Hemos compartido experiencias. Hemos jugado con nuestros hijos y nos hemos divertido.
También ha habido momentos románticos especiales para los matrimonios y otros momentos -no menos especiales- para aquellos que se sienten llamados al matrimonio.

Ha sido estupenda la "cita romántica" a las tres de la madrugada, en la capilla, mi mujer y yo solos con Él. Una hora de silencio, escuchándole sólo a Él, solos los dos con Él. Fue tan maravilloso que repetimos la segunda noche.
¡Cuánto se aprende una hora ante el Señor! En el silencio, cogidos de la mano y mirándole a Él. Viendo nuestra pequeñez, que sin él no somos nada y que todo lo que somos es gracias a Él.

En este tiempo en que surgen tantos problemas en los matrimonios: separaciones, divorcios, familias desestructuradas... Tanto sufrimiento... Creo que hemos perdido de vista lo esencial del sacramento que hemos recibido, el Amor. Para que podamos amarnos hay que dejar que Él que es Amor habite en medio de nuestra unión.
La Iglesia nos enseña cómo vivir la sexualidad en el matrimonio y nos habla de que todo acto sexual debe ser "unitivo" y "creativo". No creo corregir al Magisterio de la Iglesia si me atrevo a decir que no sólo los actos sexuales, sino que todo acto realizado en el matrimonio debe tener su aspecto unitivo y su aspecto creativo. ¿Qué quiero decir? Que en el matrimonio tenemos que aprender a hacer las cosas juntos, unidos, en comunión. Desde los más pequeños detalles: pasear, ir de compras, ver una película, tomar un café, ver el partido de fútbol, hacer la comida o cambiar pañales. ¿Y esto es creativo? Por supuesto que sí, creativo en el sentido de que engendra nueva vida en cada uno de los cónyuges, porque existe la donación, es decir, tienes que perder un poco de ti para acompañar a tu mujer de compras o ella tiene que perder un poco de sí  para sentarse a ver el partido contigo.
Estoy convencido de que esta forma de vida facilita también vivir la sexualidad bajo esos dos aspectos: unitivo y creativo. No creo que sea fácil, ni mucho menos, pero a nosotros estas dos "citas románticas" a las 3,00 AM nos han ayudado bastante.
El domingo, durante la Eucaristía hemos renovado las promesas matrimoniales, con las manos entrelazadas sosteniendo un crucifijo y un rosario. ¡Qué importante es esto! Tener siempre presente que Cristo ha vencido a la muerte, que ha pagado ya por nuestras culpas, que todos nuestros pecados están perdonados en la cruz y que no se ha quedado ahí, sino que Dios lo ha resucitado, que la muerte ha sido vencida.
Y la Virgen María, siempre atenta a nuestras necesidades. Auténtica Madre que nos cuida y nos protege.

lunes, 7 de noviembre de 2011

Luz del mundo

Uno de los mandatos evangélicos de Jesús es que seamos sal de la tierra y luz del mundo.
Quiero meditar sobre la segunda parte de este mandado: "Ser luz del mundo". Para ello quiero utilizar la imagen de una antorcha.
La luz en esta antorcha proviene de la llama ardiente. Lo que alimenta esa llama ardiente es el aceite del que impregnamos la antorcha que terminará quemada y consumida para conseguir su finalidad que no es otra que alumbrar en la oscuridad.

Personalmente, creo que, como seguidores de Cristo, nuestra parte en esta misión que Jesús nos manda en el evangelio, consiste en ser la antorcha. Antorcha que tiene que empaparse de aceite. Aceite que no es otra cosa que el Espíritu Santo. Cuánto más aceite, más alumbrara la llama y más tiempo permanecerá encendida. Cuánto más aceite, mejor resistirá los vientos contrarios, incluso las inoportunas lluvias.

La antorcha debe dejarse empapar por el aceite y que este penetre hasta lo más profundo de su ser. Debe estar pronta para ser encendida por el fuego. Este fuego no es otra cosa que el Amor de Dios, el mismo Cristo resucitado. Sin haber absorbido previamente el aceite es imposible ser incendiada por el fuego.

Y este fuego tiene que quemar hasta ir consumiendo el propio ser de la antorcha. Consumirse para alumbrar, para iluminar la oscuridad.

jueves, 3 de noviembre de 2011

Tíos con suerte

Acaba de editarse el nuevo libro de Jesús García (Suso). Esta vez no se trata de un trabajo de investigación como en su primer éxito Medjugorje, ni de un libro de entrevistas como el reciente ¿Qué hace una chica como tú en un sitio como éste?
En esta ocasión ha dejado, un poco, su faceta periodística para sacar a la luz sus facultades como narrador, que ya habíamos vislumbrado en las anteriores publicaciones.
Tíos con suerte es el titulo de su primera novela, que sale a la luz de la mano de Cobel Ediciones. Son poco más de 300 páginas que os engancharán desde la primera línea.
Suso se define como un contador de historias. De historias humanas, de vidas humanas, con sus bellezas y sus miserias, pero vidas. Esto es lo que impregna cada página de este libro, vida y ganas de vivir. En esta ocasión la historia nace en su mente, pero no por ello le falta realismo. Es un libro de lectura dinámica y entre sus líneas siempre deja resquicios para poder entrar a ser parte del argumento.
Aquí podéis enlazar a la página de la editorial para pedirlo. También lo encontraréis en las librerías habituales. Os recomiendo que lo compréis, lo leáis y lo regaléis.
Os dejo una pequeña reseña de la historia.
Jesús, un joven madrileño que busca su lugar en el mundo de hoy, decide "evadirse" durante sus vacaciones como voluntario en una casa de rehabilitación para toxicómanos. Allí descubrirá vidas rotas que se reconstruyen, almas grandes que han sufrido mucho y grandes historias que le harán ver la vida desde otro ángulo. Todo ello en medio de una convivencia muchas veces complicada...